Todavía no estoy preparado para pensar en un mundo sin David Lynch. Pero al menos el día que falleció me di cuenta de que Lynch probablemente fue mi introducción al arte real, arte del que sentí que era parte de una audiencia real. Esto viene con Twin Peaks, que vi por primera vez, asustado y confundido, emocionado y feliz, cuando tenía 12 años. Mi vida mental se amplió enormemente con ese espectáculo. Yo era ese niño en la escuela que me cepillaba el cabello como Cooper, ¡cuando tenía cabello! – y caminar hablando por el control remoto del televisor como si hiciera un ruido fuerte y tratando de querer realmente un café. (Finalmente estoy teniendo éxito en ese frente). Soy un completo idiota, pero Cooper, todavía me siento como un gran modelo a seguir. Muy apropiado, por cierto.

Sin embargo, en los últimos días, mucha gente ha estado pensando en la relación de Lynch con los videojuegos, y parece al menos una pequeña forma de considerar el mundo sin él. Están los anuncios de PS2 que hizo, por supuesto, y están todas las personas en las que ha influido: claramente, como Remedy, e implícitamente como… bueno, tengo mis dudas.

Todo eso está muy bien, pero de lo que quiero hablar hoy es de un episodio de la película David Lynch: The Art Life, que un querido amigo me recomendó ver esta semana. Es un documental sobre la vida de Lynch, los recuerdos de su infancia y el interminable proyecto de crear arte (a veces parece simplemente vivir). Mi amigo dijo que era la única vez que había visto a Lynch como realmente era. Es un documental pero parece que estamos viendo a Lynch tal como era.

Es una película completamente interesante – lindoUtilice una palabra que le guste mucho al propio Lynch. Y está este momento mágico que he vuelto a ver unas cuatro veces. Lynch habla de su infancia a finales de los 40 y principios de los 50. ¿Qué le gusta más que nada? Le gusta sentarse en un hoyo cavado debajo de un árbol con su mejor amigo. Parte de su padre llevaba agua de la tubería hasta el hoyo para hacer barro. ¿El veredicto de Lynch? «¡Olvídalo!«

Mi padre pertenecía a la misma generación que Lynch, por lo que entiendo eso de «olvídalo». Quiere decir que no existe mayor elogio, que su felicidad está en lo más alto. Siéntate en el barro con tus amigos, frota el barro, cómo Lynch, un viejo y noble amigo en su estudio de Los Ángeles, exprime lo feo y lo bello en los trozos de madera de cobre que utiliza como lienzo. Luz del sol. El cielo está abierto. Esto es vivir. Amigos, emociones, sentimientos: olvídalo.

Cuando pienso en mis propios momentos de «olvídalo», e inevitablemente pienso en ellos tanto en los juegos como en la vida, a menudo se parecen a lo que Lynch recuerda. No implican barro ni pozos, pero implican diversión por sí misma, y ​​diversión que crea momentos, que te mantienen adelante, independientemente del progreso, o de estar atrapado en una línea de misiones o lo que sea.

Estoy pensando en los mismos juegos a los que inevitablemente me encuentro: escalar y caer en Grow Home, saltar entre edificios en Crackdown, encontrar una nueva ruta o detenerme en un estacionamiento en A Short Hike. Sí, mis viejos hábitos también, pero ese es el punto. El arte de Lynch, aunque a menudo aterrador, está lleno de alegría, y es la alegría de estar inmerso en un mundo que se siente perfecto y tiene detalles emocionantes que lo demuestran. Misterio de asesinato, pero también pastel de cerezas y café.

Empiezas a ver esto en todas partes en Lynch, lo que más valoro en los juegos: una experiencia por sí misma, una experiencia sin dirección pero profundamente interesante y, a menudo, agradable. Hay que promoverlo, protegerlo. Mientras Lynch piratea piezas multimedia en Los Ángeles moderno, convierte líneas en palabras escritas a mano y luego se frustra mucho cuando no puede escribirlas en el tablero que tenía en mente: «¡Motherf***er!» – Habla de cómo su madre descubrió que le gustaba dibujar y luego se aseguró de que nunca le permitieran tener un libro para colorear. «A ella le vienen cosas hermosas», dijo, esa palabra otra vez. «Serán limitados y acabarán con la creatividad». ¡Sé testigo!

Unas últimas palabras que me hacen tener diferentes tipos de pasión por el trabajo creativo como el cine, la pintura y los videojuegos. En su infancia, a Lynch no se le permitía caminar lejos de casa, aunque, por supuesto, a la mayoría de los niños hoy en día se les permite. «Mi vida no es más grande que dos cuadras», dijo. ¿Voz pequeña? No un niño. «Un gran mundo en esos dos bloques. Un gran mundo». Mira bien, creo que dijo. Ver claramente. Hay milagros a tu alrededor. Hay potencial, un campo de posibilidades, y puede que esté usando esa palabra de manera incorrecta, pero da igual, en todas direcciones.

y surrealismo. Especialmente para lo que suele servir el surrealismo. Esto no está en el documental, pero cuando pienso en Lynch y los juegos, en lugar de recordar sus comerciales de PS2, pienso en algo que dijo una vez en una entrevista. No he intentado encontrar la referencia exacta ahora, porque las palabras en mi memoria son perfectas; las escuché en su voz temblorosa y desafiante de Jimmy Stewart: «Cada Navidad», dijo, siempre hablando así. Dio importantes consejos de viaje por teléfono y dijo con severidad: «Cada Navidad recibimos un arma…».

Volvió a hablar de la infancia y de la peculiar cultura americana que utilizó de manera tan hermosa y extraña en tantas de sus películas y programas de televisión. La mañana de Navidad mostró en el cine la caja debajo del árbol para niños, tartamuda y vaporosa, y cada vez, en una de las cajas habrá una pistola de juguete. ¡Vaya!

Pienso mucho en esta cita, y es porque para mí entra en la obra de Lynch, la atraviesa y sale por el otro lado, de hecho, y regresa a nuestro mundo. Lynch es surrealista, por supuesto, pero gran parte del surrealismo consiste en hacer que la gente cuestione las cosas extrañas de sus propias vidas que dan por sentado y que podrían mirar un poco más. Es decir, y no es una idea original, el efecto de su obra se basa en la realidad.

Y quizás vea el mundo real con más claridad que muchos de nosotros. Cada Navidad recibo un arma. Qué frase más extraña, y aún más extraña de lo que es verdad. Un niño de 50 años juega con una pistola de juguete. Y tal vez no sólo los niños de los años 50. Mis padres nunca permitieron que entraran armas de juguete en casa, pero yo tenía un vívido recuerdo de mi hermano comiendo tostadas una mañana. Estrategia hasta que parezca un arma y luego dispárame con ella. Naturaleza salvaje.

Entonces, sí, esa afirmación me hizo sentir como si hubiera abierto los ojos adecuadamente a algo extraño en muchos de nosotros, algo que siempre estuvo ahí, y simplemente no lo vi porque siempre estuvo ahí. Desde aquí puedo referirme al hecho de que siempre admito que muchos juegos relacionados con armas y disparos, cuando las armas y los disparos no son algo que me interese particularmente en otras partes de mi vida. Pero parecía demasiado obvio. En cambio, me hizo querer tratar de pensar más como Lynch: mirar las cosas de la vida y, por extensión, lo que a menudo obtienes en el juego, el tipo de cosas que parecen entrar en el juego sin ser obvias. Planifique para ellos y trate de verlos más claramente: véalos por su surrealismo fácil y no forzado, véalos de nuevo y vea lo extraños que son.

(Esto es serio, especialmente para Lynch, hay mucha diversión y alegría en sus películas, pero luego tuve una buena conversación con el desarrollador del juego, quien me explicó de manera muy convincente que la tercera temporada de Twin Peaks es una descripción perfecta de cómo El capitalismo en los últimos días ha cerrado a toda la comunidad y ha hecho imposible una forma de vida que yo había echado de menos, con pan, café y donas, pero cambió las cosas por completo).

La última palabra, y esto ha estado circulando recientemente en TikTok y otros sitios. Era Lynch hablando de cómo hizo una película que implicaba sufrimiento pero que no quería que sus colaboradores sufrieran mientras la hacía. Necesita un paquete feliz. Quería, dijo, «obtener más placer al hacerlo». Una idea sencilla… ¡y una forma preciosa! Un recordatorio, tal vez, para elegir en el arte, en los juegos y frente a las cosas que hacen que el momento sea vivo y valioso.

Gracias por todo, David Lynch.